/// Por Alejandra Burgos @aleburggos París, Francia – Hoy es el Día Internacional de los Derechos Humanos. Se conmemora el momento en que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el año 1948. Esta fecha adquiere un significado particular porque se da en el contexto de la Cumbre del Clima que venimos transitando hace más de una semana, aquí en París, y que ya se encuentra en la recta final. Charlamos con Kumi Naidoo, Director Ejecutivo de Greenpeace Internacional, quien es reconocido mundialmente por su extensa labor en cuestión de defensa y activismo en pos de los derechos humanos en su Sudáfrica natal. El cambio climático es sin duda una cuestión de derechos humanos. Sus impactos negativos están afectando la salud, los medios de subsistencia y vivienda de las personas, causando eventos climáticos extremos y poniendo en riesgo la situación alimentaria alrededor del mundo. Por ende, lejos de ser un tratado únicamente para limitar las emisiones de carbono, el acuerdo que se negocia en estos momentos, debería tener como fin último defender la calidad de vida de las personas a nivel global. En eso debería basarse la transición hacia un desarrollo sostenible tanto para el planeta como para los individuos. Sin embargo, los negociadores todavía debaten de qué manera deben abordarse los derechos humanos en el acuerdo. Mientras que países como Costa Rica, México, Chile y Perú apoyan que sea un aspecto central, otros como Estados Unidos, Noruega y Arabia Saudita han provocado revuelo por presionar para que se eliminen las referencias clave sobre derechos humanos dentro del texto de negociación. “Lo que se propone hasta el momento no es suficiente para las naciones y las personas más afectadas por el cambio climático. Los países que causaron este problema están prometiendo demasiado poco para ayudar a quienes ya están perdiendo sus vidas y medios de subsistencia”, dice Kumi Naidoo, preocupado porque el tiempo para lograr un acuerdo comienza a agotarse. Pero, enseguida recupera el optimismo: “Un mundo mejor tiene que ser posible. No podemos aceptar que el mundo en el que vivimos hoy, con tanta desigualdad, tanta violencia, tanta guerra y tanta falta de respecto por el planeta es lo mejor que la humanidad puede hacer. Un mundo mejor tiene que ser posible”, afirma. El tema de los derechos humanos ha causado controversia desde el comienzo de las negociaciones. La semana pasada, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó su preocupación mediante un comunicado de prensa, y convocó a todos los miembros de la Organización de Estados Americanos a trabajar para que los derechos humanos se incorporen en el acuerdo de manera integral, tanto en el Preámbulo como en la parte operativa. Al respecto, Naidoo sostiene: “La naturaleza no negocia. No podemos cambiar la ciencia. Lo único que podemos cambiar es la voluntad política. Los políticos y quienes tienen en sus manos la toma de decisiones deben entender que no se trata de salvar el planeta, sino de comprender que si seguimos por el mismo camino destructivo en el que estamos, el planeta va a elevar su temperatura hasta el punto en que nosotros no podamos existir más como especie”. “El planeta seguirá vivo. Los cielos volverán a estar azules, los océanos y los suelos se recuperarán, toda la naturaleza volverá a estar sana y fuerte. Entonces todo este asunto del cambio climático se trata fundamentalmente de proteger a nuestros hijos y el futuro de nuestros hijos. La situación es urgente”, agrega. El actual Director Ejecutivo de Greenpeace Internacional –que vive su último mes en el cargo– está acostumbrado a luchar por lo que cree justo. Desde adolescente estuvo involucrado en movilizaciones masivas contra el régimen del apartheid en Sudáfrica. Estas tempranas experiencias de vida han marcado su forma de ver y entender la realidad. Desde ahí, nos señala una reflexión con la que cierra la charla: “¿Por qué hay tanta falta del sentido de la urgencia? ¿Será porque las personas que están sufriendo los impactos más fuertes del cambio climático viven en países con poblaciones pequeñas? Pero vemos que no porque Filipinas o Bangladesh no son países de población pequeña. Entonces ¿será porque los lugares que más sufren el cambio climático están lejos de las grandes capitales como Londres, Washington D.C y París? O tal vez, ¿será por el color de piel de las personas que viven en los lugares más golpeados por los impactos del cambio climático?”, se pregunta. “En los países más afectados la mayoría de las personas son de color, de manera que la lucha nunca fue por salvar el planeta. No tengo ninguna duda que hay un racismo subliminal en todo este asunto de las negociaciones climáticas. No es algo que me guste decir pero es algo que hay que reconocer”, concluye. TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR »
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